La construcción del Teatro Nacional, actual Palacio Nacional de Bellas Artes, se inició en 1904, se detuvo durante 12 años y reanudó en 1932, para ser inaugurado dos años después. El diseño original de la cimentación fue del Ing. Gonzalo Garita, pero despertó incertidumbres que justificaron la participación del Ing. William H. Birkmire. La estructura empezó a sufrir asentamientos casi desde el inicio de su construcción, Birkmire los trató de aminorar recomendando colocar perimetralmente una tablestaca de acero, pero como su influencia fue despreciable Adamo Boari decidió inyectar el subsuelo con morteros, afirmando que se hacía en París y en Nueva York, lo que era incierto; de seguro supo que era una práctica usual en la ciudad de México, quizá el primer caso de ese ingenio fue en 1881 para corregir el comportamiento de la Estación del Ferrocarril Mexicano, en Buenavista. La inyección del subsuelo del se realizó en 5 etapas, sus resultados fueron confusamente interpretados y se juzgó como un trabajo sin consecuencias, no se comprendió que continuó hundiéndose, pero que se logró la uniformidad, lo que explica el buen comportamiento que ha tenido el Palacio.
15 noviembre, 2012RESUMEN: A un edificio se le identifica como monumento, cuando por su importancia arquitectónica forma parte del patrimonio cultural de un país, y por ello surge la obligación de conservarlo. Muchas veces, los problemas en los edificios históricos "emergen" desde el suelo subyacente, dando lugar a asentamientos, así como a disminución de la capacidad de carga. En el presente artículo, se hace una breve reseña histórica de la construcción en las ciudades de Venecia y México, las cuales poseen condiciones geotécnicas muy particulares, por lo es vasta la experiencia de los expertos en la solución de problemas en monumentos históricos. Además, se dan a conocer algunas de las inmensas contrariedades geotécnicas que los especialistas enfrentan y soluciones por ellos encontradas.
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